Teoría del motín y las sediciones en Bolivia | René Canelas López
"Cuarenta y un años tenemos de vida independiente —decía "La Epoca" allá por 1866— y Bolivia cuenta con más de cien revoluciones estalladas o abortadas o sofocadas, de modo que nuestra vida ha sido tempestuosa. Hemos vivido en la Revolución y qué hemos sacado de tantas revoluciones? El atraso, la miseria, la desmoralización, el desorden, la licencia y todos los males juntos". Qué se entiende por revolución y cómo se la cuantifica en la historia de Bolivia? Un movimiento tumultuario insurreccional puede tener alcances distintos según las alteraciones que provoca o la dimensión y profundidad de los cambios sociales que promueve. Una revolución es siempre un proceso social que compromete fuerzas, que reúne ideas, filosofías o propósitos; no responde a meros caprichos personales, se mueve a instancias colectivas, a demandas que elevan las tensiones nacionales, a veces a causaciones accidentales y automáticas.
En "Las Revoluciones de Bolivia", La Paz —1918— Nicanor Aranzaes hace un listado de sublevaciones, motines, revoluciones, conspiraciones, atentados, cruzadas, desde 1826 hasta el 10 de mayo de 1903, con 185 movimientos. Aranzaes recopila hasta infracciones policiarias o asonadas locales, encuentros de barrio en el afán de conteo estadístico que como "La Epoca" se propone magnificar quizá con el criterio coleccionista o hiperbólico, a fin de que la exageración pudiera desanimar en adelante a la gente revoltosa. La mayor parte de los historiadores y comentadores se han basado en la obra de Aranzaes para cuantificar los hechos sediciosos registrados en el país; ninguno ha verificado la condición, relación, desarrollo y magnitud de tales hechos. Un proceso político puede comprender variados hechos sediciosos, intentos o conatos y frecuentemente infracciones de policía.
Vásquez Machicado dice que desde 1825 a 1864 —40 años más o menos— "se cuentan en Bolivia entre rebeliones, motines o simples conspiraciones; nada menos que 129 movimientos".— (Manual de Historia. Pág. 357).
"De 1825 a 1932 promovieronse una serie infinita de revueltas, hechas sin poderosos motivos, por insignificancia casi —"dice Arguedas en "Pueblo Enfermo"— "en el transcurso de esos 107 años no hay un solo gobernante, salvo Pando, que haya llenado su periodo tranquilamente".
Mariano Baptista Gumucio dice "La asonada que protagonizó el jefe disidente falangista Carlos Valverde en Santa Cruz, el 7 de oct/74, señala el número 194 de intentos golpistas —unos triunfantes y otros no— en nuestra historia" ("Historia Contemporánea").
Las apreciaciones son naturalmente a grosso modo, rápidas, tomando el conjunto como cuando se mira un bosque y se concluye calculando el número de los árboles que comprende. Ni duda cabe, Bolivia es un país cuyo signo dominante es el motín. El motín no es el mal, es un síntoma, el mal está más adentro, en lo profundo de nuestras formaciones sociales.
Arguedas atribuye nuestro afán motinero a dos razones: 1°, la situación geográfica, y 2°, Bolivia ignoró la migración seleccionada; "sufrió el depresivo influjo de la raza indígena, cada día más absorbente". Efectivamente, Bolivia es un volcán, tierra conflictiva por sus intereses, minería de exportaciones, industria incipiente y agricultura atrasada y un caudal de disputas y malquerencias que la pobreza y las necesidades engendran; la geografía es concurrente y nada más.
Cada autor ha explicado el fenómeno a su manera; Gabriel René Moreno fue anti-cholo y anti-indio, por ejemplo, y con esa postura, ha hecho algo de escuela. El "cholo" o la "plebe" ha merecido un gran desprecio, causa de nuestras desgracias por su condición genética y social, como si su sangre que por lo demás tiene iguales componentes que las otras, fuera determinante de situaciones y procesos sociales.
Arguedas y Moreno anduvieron extraviados y tan llenos de prejuicios que perdieron visión univeralista y social. "Bolivia es un país conquistado" —dijo Salamanca—; (...) El subdesarrollo ha venido a ser un término que específicamente denota atraso, dependencia, insalubridad, ignorancia y miseria, una condición social que engendra malestares y trastornos sociales.
Si esta obra da al lector, la oportunidad de explicarse la insetabilidad social y política y le sugiere la elaboración de soluciones para nuestras cuestiones nacionales habré cumplido una finalidad pausible.
La Paz, Marzo de 1981